Sólo tú sabes mis angustias,
sólo tú sabes mi desesperación.
No es posible que a mis años
no halla encontrado a la vida, razón.
Siempre intenté “ser humano”
y al prójimo siempre me dí.
Fueron tantos sinsabores,
pero todo lo hice por Ti.
Desde pequeño me enseñaron
mis padres a venerarte a ti
y es el respeto y amor que hoy te guardo
lo que me ha ayudado a sobrevivir.
Hoy más que nunca te necesito:
Sé que moras en mi hogar.
Has tocado a mi esposa y a mis hijos,
por ellos y por todo el mundo es que no dejo de orar.
Sólo tú sabes, Señor Mío.
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