Mis ojos no alcanzaban a distinguir en la lontananza que era aquello. Solo lograba ver algo, como una especie de nube de polvo. Decidí detenerme unos minutos y bajé del coche. Pensé que esa nube que veía a lo lejos se me acercaría al estar yo detenido en un punto. Más no, curiosamente pude observar que ella también se había detenido.Me quedé pensando qué podría ser : una manada de potros salvajes galopando en plena libertad, o que podía ser, ¿por qué no?..otro coche …que venía en sentido contrario…pero no, ..no era posible pues no había ningún camino y solo se veían cerros y más cerros, montes y más montes, montañas y más montañas….no, por ahí no habría ningún camino para coches…era imposible.
Como ya se hacía la noche, luego de fumarme casi todo el paquete de cigarrillos que era el último que me quedaba de todos los que había alcanzado a comprar antes de iniciar esta travesía, me dispuse a descansar. Muy cansado, me dirigí al baúl del coche y saqué la vieja manta tricolor que me acompañaba en todos mis viajes, especialmente en éste, que no sé si por intuición, había asumido que sería el último.
Esto no lo había decidido yo. Era la vida. Tomé la manta y me acomodé en el asiento trasero de mi coche.Todo había sucedido en un chistear de dedos. Estaba bien, me sentía estupendo…y como todos los años anticipé realizarme un examen médico de rutina.
- No voy a andar en rodeos con usted. Ya es un hombre grande. –me dice el médico.
Mi cara le debe haber retratado todo ese aire de ansiedad insostenible por conocer su diagnóstico.
- Usted, mi amigo, tiene un cáncer fulminante, incurable.- continuó el doctor. - Ya es muy tarde para operar. - No se asuste…tendrá a lo sumo unos seis meses más de vida.- concluye, como un verdugo, el médico que me examinó.
Yo no podía aceptar lo que estaba escuchando…..más bien, me negaba a aceptarlo. Pero si no tenía nada, absolutamente nada, - me sentía estupendo. Hasta iba a iniciar un programa propio en TV, al margen de los que ya estaba realizando por radio.
- No, no puede ser.- No existe Dios para mí. -¿Por qué a mi me ocurre esto?- ¿ Por qué no le ocurre a alguna persona que está demás en esta vida, que no tiene sueños, que no tiene proyectos y que no tiene ya ganas de vivir.- ¿ Por qué a mí?
No quiero narrarles como de un día para otro cambió mi vida. Renuncié a mi trabajo y abandoné a mi esposa sin decirle nada, solo le dije que emprendía un viaje sin saber cuando volvería…por razones de trabajo. Tampoco ella sabía lo que me diagnosticara el médico en su oportunidad. No se lo quise decir. Fue mi secreto…solo mi secreto. Ni a mi hija regalona le quise comentar. Solo yo lo sabía.Si, por fin era el egoísta que nunca pude ser. Por fin podía tener algo que era solo mío, por fin podía hacer lo que nunca pude hacer…librarme de ataduras sentimentales, de esa rutina asfixiante. Por fin dejé de trabajar…siempre lo hice como “un condenado”…y ahora sí que estoy condenado…. pero por la muerte.
No sé por cuánto tiempo, días, meses, he andado de un lado para otro tratando de olvidarme de mi condena, y vivir… aunque sea desaforadamente… vivir este pedacito de vida que me queda. Ahora me doy cuenta cómo derroché mi vida inútilmente…siempre fui amado y no correspondí, siempre fui demasiado rígido para conmigo mismo pues la vida nunca fue fácil para mí, no aproveché el amor de los que me lo dieron, la necedad me cegaba…un egoísmo absurdo.
Hace más de una semana que me vengo sintiendo muy mal…ni yo mismo quise aceptar que es así. No tengo fuerzas para conducir….los dolores ya ni los soporto…tengo náuseas.
Que terrible dolor….debo soportarlo…falta poco.
Ayer decidí tomar la ruta más larga y recorrerla despacio, despacio, admirando su paisaje. Ayer me he reconciliado con nuestro Creador, El me dijo que la Paz está sólo dentro de mí. Así que la estoy buscando...queda poco.
Hoy la he encontrado…pero, me siento muy mal, me siento desfallecido, sin fuerzas ya..Si embargo, siento una tranquilidad, una paz….me acomodo en el asiento….intento no hacer caso a los dolores agudos que me vienen…me falta la respiración…me vuelvo a acomodar en el asiento y esta vez me quedo mirando por la ventana a esa nube, a esa nube de polvo.
Se me van cerrando mis ojos, no sé si de cansancio o de agonía. Comienza a clarear, la alborada se viene y yo sigo allí, mirando por la ventana de mi coche, con mi manta de tres colores. Mis labios comienzan a murmurar ... “Padre nuestro, que estás…
Con mucho dolor, intento acomodarme en el asiento de mi coche y vuelvo a mirar por la ventana, y , oh, la nube está avanzando…y viene hacia mí. No distingo nada…todo es una polvareda..Trato de abrir más mis ojos…no veo nada.
-Oh, ahora sí…..ahora si. Son todos mis recuerdos de vida, claro… es mi vida toda que se me viene encima., ¿ cómo no me di cuenta antes? Si ayer no más se había detenido…esa nube de polvo…pero ahora está casi sobre mi…me envuelve, me ahoga…mis ojos se comienzan a cerrar. Ya no me puedo resistir. La nube de polvo me cubre todo…hay una paz dentro de mí… he logrado liberar mi alma… he abierto las puertas de mi libertad. Ahora… soy una partícula más.
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